LA GUERRA CIVIL ENTRE PRADO Y DIEZ CANSECO

Por: César Huertas

Antes de continuar con el post anterior debo comentar que tanto en el gobierno del general Pezet como del coronel Prado, nuestro celebre Ramón Castilla tuvo serios incidentes con ellos, que ocasionaron su apresamiento y destierro.

Recordemos que el mariscal Ramón Castilla había terminado su 2do mandato presidencial en 1862. Como cualquier ciudadano levantó su voz de protesta contra el lesivo Tratado de Vivanco y Pareja de 1865, por lo que solicitó una audiencia con el presidente Pezet. Ésta le fue otorgada, siendo recibido por Pezet y un grupo de ministros. Castilla criticó al gobierno tanto por la infamia del tratado como por la debilidad de la política peruana, lo cual fue deviniendo en una confrontación verbal que terminó con su arresto[1] en el navío Guise que lo llevó hacia Acapulco y luego trasbordado hacia Gibraltar, expatriado (Basadre, p. 250). Acción que tuvo bastante eco dentro del consenso nacional y que fue un acicate más para la revolución que iniciaría el coronel Prado en Arequipa.

Castilla regresaría al Perú el 17 de mayo de 1866, poco después del combate de 2 de mayo. También se opuso a la Dictadura de Manuel I. Prado, por lo que fue nuevamente deportado, esta vez a Chile. Castilla, siempre inquieto y protagonista de nuestra historia, pese a su avanzada edad, decide regresar y embarcarse en Caldera (Chile) con dirección al Perú, llegando a Pisagua en mayo de 1867. De ahí con algunos seguidores se transporta a caballo hacía el norte Tarapacá (su tierra), y a muy poca distancia en Tiviliche, llegaría su final, pidiendo a Dios que le dé un poco más de vida para cumplir con su misión, encabezar una revolución contra el coronel Prado.

Ahora sí, retomando la secuencia cronológica del post anterior, al renunciar el presidente Manuel Ignacio Prado, luego de su fracaso de la campaña sobre Arequipa[2], asumió el gobierno en forma provisional el General Pedro Diez Canseco, quién había liderado la revuelta y había marchado desde Arequipa hacía Lima.

Como comprenderán, Diez Canseco convocó a elecciones presidenciales, siendo elegido el coronel José Balta, quién había llegado a Lima procedente de Chiclayo “en olor a multitud”

Balta no era un novato, limeño de nacimiento, se había formado como militar desde muy joven participando al lado de varios presidentes y caudillos militares, como Orbegoso, luego con Salaverry en Socabaya y Uchumayo, donde fue tomado prisionero y enviado a una cárcel en Moquillos (Bolivia), después de 2 años pudo fugarse e incorporarse al Ejército Restaurador que venía de Chile contra Santa Cruz, cumpliendo acciones meritorias en Portada de Guía, Buín y Yungay. Sirvió bajo el breve mando de Torrico y luego con Vivanco hasta 1844, poco después con el presidente Echenique, éste, cuando fue derrotado por Castilla en la batalla La Palma, Balta fue dado de baja en el ejército[3].

Es en estos momentos de su vida que decide iniciar una nueva vida y viaja al norte, Chiclayo, dedicándose a la agricultura, hasta 1865. Cuando se firma el lesivo Tratado de Vivanco Pareja se levanta en armas contra el gobierno central, formando un foco sedicioso en el norte, que, más tarde se uniría al movimiento principal que venía de Arequipa, uniendo sus fuerzas con las del coronel Prado en Chincha.

El ejército rebelde en Chincha, como se ha mencionado en post anterior se desplazó hacía Lima y pudo derrotar a las tropas de Pezet, asumiendo Prado la Dictadura el 25 abril 1865, ésta creó anticuerpos y descontentos en la comunidad. Posteriormente, Prado fue nombrado presidente constitucional por la Asamblea Nacional en agosto 1867, Balta se opuso a dicho nombramiento, por lo que fue apresado.

Las frustraciones y descontento de la sociedad frente al gobierno de Prado estallaron cuando se proclamó la nueva Constitución de 1867, que era liberal, provocando una nueva guerra civil. El general Pedro Diez Canseco, en Arequipa, se sublevó contra el gobierno de Prado y Balta nuevamente tomó las armas en el norte para enfrentar al ejército gobiernista que le habían enviado para reprimirlo. Pese a que su material de guerra era inferior al de las tropas pradistas, logra vencerlo y luego marcha hacía Lima en forma triunfante con una aureola victoriosa.

Prado, quien no pudo derrotar a Diez Canseco en Arequipa, al regresar a Lima renunció, por lo que Diez Canseco asumió en forma interina el gobierno y convocó a elecciones presidenciales; ganador de estas elecciones fue el coronel José Balta.

Debo terminar diciendo que, dentro del contexto de la guerra civil y bajo el manto general que la contienda era de conservadores contra liberales, también existían otros antagonismos, como la imposición de impuestos a los campesinos en Puno y la obligada servidumbre de los indígenas que hacían patronos y para colmo se habían apropiado de tierras. Todo ello provocó la rebelión en Huancané, suceso sangriento que fue debelado por las fuerzas del gobierno.



[1] Castilla fue arrestado no obstante que era el presidente del Senado y Senador por Tarapacá.

[2] No pudo tomar Arequipa ni derrotar a Diez Canseco. Se embarco con 6000 hombres y regresó con 1800.

[3] Como pueden apreciar, Balta ya había tenido una larga carrera militar.

 

BIBLIOGRAFÍA

BASADRE, Jorge (2005). Historia de la república del Perú 1822-1933. Tomo V. Ed El Comercio

BASADRE, Jorge (2005). Historia de la república del Perú 1822-1933. Tomo VI. Ed El Comercio

Comentarios

  1. Bravo! Tal vez podrías incidir en esas otros "antagonismos" para entender las pugnas entre regiones, las familias y las élites que sostenían en la lucha por el control del Perú. Abrazote.

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