EL ESCÁNDALO DEL PRESIDENTE RUFINO ECHENIQUE
General Rufino Echenique |
Por: César Huertas
En última entrega quedó en el tintero el por qué la deuda interna fue consolidada en pocas manos (2,028 personas).
Fue porque el gobierno peruano en 1850 había previsto un proyecto social, toda vez que con ese dinero la gente de élite podría industrializar el país mediante la creación de empresas, intensificar el desarrollo de los latifundios. Es decir, sentar las bases económicas para el despegue del país, lamentablemente nada o muy poco se logró, en vista que la mayoría de los tenedores de bonos, se dedicaron al juego de la bolsa mediante la negociación de sus bonos, a través de la venta o prestamos al mismo Estado, por lo general carente de recursos económicos, pese al boom del guano.
Así también lo manifiesta Alfonso Quiroz: “La ley de 1850, juntamente con la legislación complementaria dada entre 1851 y 1853, abrió amplias oportunidades para la especulación y los procedimientos fraudulentos de reconocimiento que eventualmente derrotaron las indispensables metas financieras de la consolidación”. La deuda interna consolidada se infló, en consecuencia, de cinco millones de pesos en 1851 a 24 millones en 1852.
Con Echenique, como presidente, entró una nueva camarilla que tenía un manejo deshonesto de los recursos del Estado. Hombres conocidos de la élite, como Domingo Elías y Gonzáles Candamo actuaron como intermediarios de acreedores de la deuda interna, ganando comisiones, de la misma manera intervinieron el general Crisóstomo Torrico y no podía faltar el mariscal (¿?) La Fuente, quién también fue ministro de guerra de ese gobierno.
En conclusión, lo propuesto por el Estado a la clase burguesa no llegó a cumplirse, de acuerdo con las palabras del historiador Heraclio Bonilla, el dinero que se había puesto en manos de la plutocracia fue para que ellos se enriquezcan “traicionando su rol histórico” (Contreras&Cueto, p. 125)[1]
Pronto comenzaría el descontento de la sociedad y de algunos líderes, haciéndose evidente la intranquilidad pública que podría estallar en una insurrección. Es entonces cuando Ramón Castilla decide encabezar la revolución, desplazando a Elías en Ica y Vivanco en Arequipa, quienes también se habían sublevado, fomentándose así una guerra civil, prolongada y costosa contra el gobierno de Echenique.
En este punto de esta entrega, debo advertir que Castilla comenzó a tomar medidas y dictar disposiciones que aparentemente eran liberales, pero en el fondo se adhirió más a los conservadores, aspectos que creo no son de conocimiento general del ciudadano. Así como el hecho de mantener un equilibrio de poder frente a la élite influyente y acreedores extranjeros.
Creí que Castilla había dado sus principales medidas
sociales siendo presidente, no fue así. En medio de la guerra civil, Castilla
se declaró presidente provisorio en Ayacucho, decretando la abolición del
tributo indígena[2]
el 5 de julio de 1854, posteriormente, en Huancayo, el 3 de diciembre del mismo
año, decretó la abolición de la esclavitud [3]
“El proceso de compensación de la manumisión estuvo plagado de inexactitudes, especulación y reclamos exagerados o abiertamente fraudulentos. Algunos antiguos dueños incluyeron esclavos muertos o inflaron artificialmente la cantidad que sostenían haber tenido”
Volviendo a la guerra civil, la victoria final contra las tropas de Echenique la tuvo Castilla en la Batalla de la Palma (Miraflores-Huaca Juliana) el 5 de enero de 1855. Conocido el resultado hubo manifestaciones y violencia en Lima, con el saqueo de casa de los “consolidados”. Echenique se fue a EEUU, asilado inicialmente en la embajada británica y Ramón Castilla instaló un gobierno provisorio, asumiendo la presidencia, acompañado por Pedro Gálvez, Toribio Ureta, Domingo Elías y San Román.
Otra de las peculiaridades de este gobierno provisorio es que no convoca a elecciones presidenciales sino convoca a una Convención Nacional (Congreso) para reformar la Constitución de 1839 [4]. Esta Convención, cuya mayoría era liberal, se instala el 14 de julio 1855 y ratifica a Castilla como presidente provisorio, es aquí cuando Castilla comienza a apartarse de los liberales, sin embargo, juramentó por la nueva Constitución [5], pese a no ser de su agrado y expresó su disconformidad.
Como suele suceder, la Convención fue disuelta el 2 de noviembre de 1957 por un grupo de soldados a cargo del coronel Pablo Arguedas, mientra que Castilla estaba sitiando la ciudad de Arequipa para derrotar la insurrección de Vivanco. A su regreso, Castilla no restituyó la Convención [6].
El sitio a Arequipa forma parte de otra guerra civil que ensombreció el gobierno provisorio, pues los conservadores no estaban de acuerdo con la Constitución liberal, y tomaron las armas alrededor de Vivanco en Arequipa el 31 de octubre de 1856, en contra del gobierno de Castilla, quemando la Constitución recién establecida 12 días. Este movimiento se extendió a Moquegua, Ayacucho y Piura, uniéndose también parte de la marina con sus buques. Los rebeldes también intentaron sublevar al norte del país con el apoyo de sus buques, al no poderlo atacaron al puerto del Callao, lo que fue rechazado por el pueblo chalaco [7].
Luego de un prolongado asedio durante 8 meses a la ciudad de Arequipa, vino el asalto final el 5 de marzo de 1858, el que continuó hasta el día siguiente, siendo muy sangrienta la derrota de Vivanco, quien huyó a Chile, como siempre lo hacía.Poco después de dicha nueva victoria, Ramón Castilla convocó a elecciones para un Congreso Extraordinario y para la elección del Presidente Constitucional de la República. Debemos recordar que él era Presidente provisorio, pero estuvo como tal cerca de 4 años. El Congreso se instaló el 12 de octubre de 1858 y proclamó a Castilla como nuevo gobernante para un mandato de 4 años.
[1] En la obra de Contreras & Cueto, página 124, se encuentra la relación de los principales “consolidados”, nombre que se dio a los afortunados que se enriquecieron, aparte de los tramitadores.
[3] Un tema escasamente difundido es que, durante el primer gobierno de Castilla, en 1846, se aprobó importar esclavos de Brasil y Nueva Granada, a pedido de 53 hacendados, aprobado por Gregorio Paz Soldán, ministro de Castilla (Basadre, 2005 Tomo IV p. 35).
[4] Constitución muy conservadora, proclamada por Gamarra en Huancayo, 1839.
[6] La Convención no fue restablecida, es más algunos de sus miembros fueron desterrados del país (Pons Muzzo )
[7] El Callao recibió el nombre de “Provincia Constitucional”, toda vez que Castilla enarbolaba la bandera de la constitucionalidad (Basadre, 2005 Tomo IV pp. 270-272).
BIBLIOGRAFÍA
BASADRE, Jorge (2005) Historia de la República del Perú. Tomo III. Editorial El Comercio
CONTRERAS, Carlos y Cueto Marco (2000) Historia del Perú Contemporáneo. Serie de Estudios Históricos del Instituto de Estudios Peruanos. Lima
PONS MUZZO, Gustavo (1986) Compendio de la Historia del Perú.
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