EL ENCUENTRO DE CAJAMARCA. I


 

Por: César Huertas

Tal como el título lo indica, fue un encuentro concertado por ambas partes, no fue una sorpresa para Atahualpa (1) en la plaza principal de Cajamarca. Capítulo importante en la historia de nuestro país, pues fue el punto crítico del comienzo de la conquista de los españoles del Imperio Incaico.

En esta entrega veremos la captura de Atahualpa en la ciudad de Cajamarca por Francisco Pizarro y sus tropas, tanto hispanos como curacazgos enemigos de Atahualpa.

Comienzo con algo provocador, Atahualpa si sabía lo que eran caballos y armaduras, sabía también que los extranjeros (llamados viracochas por los partidarios de Huáscar) morían. A diferencia de lo enseñado, no era que los incas creían que estos extranjeros eran como dioses. Entonces ¿Cuál fue la sorpresa en Cajamarca?

Pues bien, veremos aspectos interesantes poco conocidos de la captura de Atahualpa. Debo advertir que este suceso ha sido descrito por muchos cronistas e historiadores con algunas variaciones, que no permiten tener la certeza sobre algunos sucesos, asi como también en otras partes de la dramática captura, coincide la mayoría.

Se ha tenido siempre como la primera fuente y más fidedigna a la del escribano de Francisco Pizarro, Francisco de Jerez. Esta crónica fue publicada en Sevilla en abril de 1534. Sin embargo, el mismo título hace dudar que sea la primera, toda vez que ella se denomina “Verdadera relación de la conquista del Perú”; es decir, si se intitula “verdadera”, debe haber aparecido una anterior, que es la de un cronista anónimo (2), que títuló su crónica como “La conquista del Perú” (Carducci, 2015 p. 53). 

¿Quiénes son los actores o protagonistas en dicho episodio?

Los más importantes son: Atahualpa, Francisco Pizarro, Vicente Valverde, Álvarez de Toledo, dos intérpretes. También hubo testigos, como: Francisco de Jerez, Hernando Pizarro, Pedro Pizarro, Diego de Trujillo y Miguel de Estete.

Como la historiografía actualmente se analiza bajo diferentes enfoques, es pertinente considerar este encuentro desde el enfoque de la alteridad (condición de ser otro o distinto), como lo señala Luis Del Castillo. En otras palabras, un encuentro de dos culturas diferentes, con diferentes idiomas, religiones y costumbres con significados diferentes, donde cada uno ve a la otra persona como al OTRO. Lo que implica que la interacción y entendimiento de ambas civilizaciones no van a ser claras (Del Castillo, 2005).

De ahí la importancia que debe haber jugado la participación de los intérpretes. (Ferreiro Vázquez, 2013) y el desenlace de la misma. Hoy sabemos que hay palabras quechuas que no tienen una traducción literal en castellano, como lo es en sentido inverso.

Veamos algunos hechos iniciales, Pizarro en su tercer viaje (3) llegó a la isla Puná (Ecuador), donde se quedó 3 meses entre los punaeños, quienes eran enemigos de Atahualpa. No faltaron los excesos en mujeres de los hispanos, que los nativos decidieron enfrentarlos, ocasionando la muerte de 4 castellanos.

Pizarro sorteó el peligro y se traslado a Tumbes. En su trayecto fue atacado por el curaca de Tumbes, Chiri Masa, donde murieron 3 castellanos y 4 caballos (Pizarro ordenaba enterrar los caballos para que parezcan inmortales).

En Tumbes, Pizarro tomó conocimiento sobre la guerra civil que estaba aconteciendo entre Huáscar y Atahualpa, lo que había dividido las lealtades entre diferentes curacazgos. Situación que el Gobernador (4) supo aprovechar para manipular ambos bandos en disputa, con una doblez que lo caracterizó durante toda la campaña.

Por un lado, para los partidarios y aliados de Huáscar, los hispanos habían llegado en forma “providencial” para ponerse de su lado y defender al verdadero soberano, esta visión equivocada le permitía a Pizarro tener alianzas con etnias y tribus que estaban en contra de Atahualpa, de manera tal que incrementaba en número de sus tropas.

En la otra orilla, cuando se encontraba con gente de Atahualpa se ofrecía como vasallo del Inca, como “amigo leal” y que se ponía “a sus pies”(Vega, 1963 p. 24).

Ambos bandos desconocían la verdadera voracidad de Pizarro, de quedarse con todo el Imperio y todos serían pronto subyugados, y perderían sus propiedades, tesoros y mujeres. 

De Tumbes, Pizarro pasó a la zona de Piura y fundó la primera ciudad, San Miguel (Piura), siguió bajando al sur, a las tierras de Jayanca, luego Chimor y una vez con muchos refuerzos indígenas se dirigieron a Cajamarca. Esta información le llegaba a Atahualpa, quién andaba mas preocupado por las batallas que iba librando con su hermano Huáscar en el sur (5) , no veía un peligro serio la presencia de estos extranjeros.

Así mismo tenía informantes como el capitán Maica Huillca, quien subestimaba a los hispanos, los describía como débiles, pobres y holgazanes. Este capitán convivió con las tropas de Pizarro durante tres días. (Vega, 1963 p. 21). En base de los informes, Atahualpa dejó que los castellanos penetraran las serranías para que no pudieran escapar, posteriormente.

De acuerdo con los apuntes de Jerez, Pizarro salió hacia Cajamarca el 16 mayo 1532, llegando el 15 noviembre del mismo año; en su crónica señala que la travesía había durado seis meses.

Durante ese penoso y fatigoso viaje, por montañas escarpadas, Atahualpa pudo haber derrotado a estas fuerzas, pero no lo hizo.

El jueves 15 de noviembre de 1532, en la tarde, llegaron los castellanos a las alturas que rodean el valle de Cajamarca. La vista era impresionante, a lo lejos divisaban las innumerables tiendas de color blanco de las fuerzas de Atao Huallpa, al lado de los baños Termales del Cunoc (Baños del Inca) y al pie de los cerros contemplaron una ciudad llena de templos y de palacios (Vega, 1963). Recién  pudieron darse cuenta a quienes se enfrentaban.

Contra lo que suponíamos, Atahualpa antes del encuentro de Cajamarca, ya sabía lo que era un caballo, las armas de fuego y las armaduras.

(1)    El encuentro se produce después de sucesivas aproximaciones entre los dos personajes, Pizarro y Atahualpa, a través de mensajeros, espías e invitaciones de entrevista, particularmente de Pizarro.

(2)    Probablemente no era del entorno de Pizarro y no estuvo satisfecho con el tesoro recibido. Por lo que en sus crónicas comenta con mas crudeza las tropelías de los castellanos, a diferencia de Jerez que la edulcora.

(3)    Pizarro, ya había efectuado dos viajes, el primero sin mayores resultados, llegando a las costas de Colombia y el segundo llegando hasta la desembocadura del rio Santa. En el tercer viaje llega con nativos de centro américa y con esclavos negros como auxiliares

(4)    Título que le dio a Pizarro la reina Isabel de Portugal, en representación de Carlos V, en uno de los párrafos de las Capitulación de Toledo que le fue otorgada el 26 de julio de 1529. (Ferreiro Vázquez, 2013)

(5) Estos acontecimientos suceden cuando las tropas de Atahualpa hacían retroceder a la tropas de Huáscar hacia el Cusco. El detalle de estas batallas están en el post del 17 marzo de este año.

 

 

Carducci, L. G. C. (2015). Imágenes de la conquista: el encuentro de Cajamarca en Crónica de la Conquista del Perú y en Verdadera Relación de la Conquista del Perú. Confluenze, 7(1), 51–67.

Del Castillo, L. (2005). El Encuentro en Cajamarca: factores que intervienen para entender la alteridad. Revista Escritura y Pensamiento año VIII, N° 17, pp 261 - 269.

Ferreiro Vázquez, Ó. (2013). El destino del Tahuantinsuyo en manos de un intérprete. Mutatis Mutandis, 6(1), 96–112.

Vega, J. J. (1963). La guerra de los viracochas (Populibros peruanos SA (ed.).

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