ACTUACION DE BOLIVIANOS EN LA BATALLA DE TACNA


De Jorge Chata - Foto Propia., CC BY-SA 2.5, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=2079354

CROQUIS DE LA BATALLA DE TACNA   

Por: César Huertas

La Batalla de Tacna o del Alto de la Alianza, llevada a cabo el 26 de mayo de 1880, fue el encuentro principal de la guerra entre las fuerzas chilenas y las peruanas- bolivianas; lo menciono en función a que intervino la mayor cantidad de fuerzas regulares que se enfrentaron en esta decisiva batalla.

Lo entregado en el post anterior nos da una idea de los preámbulos que se efectuaron antes de la Batalla de Tacna, es decir del ataque propiamente a la línea defensiva de los aliados, situados en el cerro Intiorco, a 8 km al norte de Tacna, y como menciona Basadre en una posición no atrincherada, no fortificada.

Según Basadre la fuerza aliada estaba compuesta por 4,705 peruanos y 4,225 bolivianos con 9 cañones frente a un ejército de 15,000 hombres[1] con 36 cañones (20 Krupp) y 4 ametralladoras. Para la defensa de su posición, el general Nicolás Campero organizó para la batalla tres frentes, el lado derecho al mando del contralmirante Montero, al centro el coronel boliviano Castro Pinto y en el lado izquierdo el coronel boliviano Eliodoro Camacho, mezclando batallones bolivianos con peruanos (Basadre,2005)

Dentro de las fuerzas de Camacho se encontraban el coronel Belisario Suarez a cargo de la III división peruana con los batallones Pisagua y Guardias de Arequipa, y en la II división el coronel Avelino Cáceres [2] con los Batallones Zepita y Cazadores del Misti.

Campero se llegó a enterar que las tropas chilenas estaban llegando por escalones el día anterior a Quebrada Honda[3], distante de 11 km del Intiorco, por lo que decidió efectuar una incursión sorpresa que partiera a medianoche para atacar en su campamento al ejército enemigo; para lo cual organizó a sus hombres en tres columnas, distantes entre ellas. La “camanchaca” (neblina espesa) y la falta de brújulas hizo que dos de las columnas se confundieran, por lo que optaron por regresar, mientras que la columna de la izquierda si llegó a su objetivo. Esta columna se encontró sola con los albores del alba, por lo que regresó inmediatamente a su base, llegando entre 6 y 7 de la mañana a su posición inicial.

Como resultado de este intento, los aliados que habían ido a Quebrada Honda habían realizado una marcha de 25 km en arenales, no habían dormido casi nada, ni tomaron desayuno la mayoría, en cambio los chilenos habían tenido un buen descanso esa noche. 

A las 10 de la mañana del día 26 comenzaron los primeros disparos de artillería, estableciéndose un duelo de ambas artillerías por espacio de dos horas, sin mayores consecuencias[4]. Mientras que la infantería chilena avanzaba en pos de sus objetivos.

El plan de ataque de los chilenos era atacar de frente con 3 divisiones en tres escalones, es decir en tres oleadas, empleando las reservas asignadas a sus divisiones. Éstas fueron conducidas por los coroneles Amengual a la derecha, Barcelo al centro y Barboza a la izquierda.

El primer esfuerzo del frente chileno fue de Amengual sobre la posición de Camacho tratando de desbordarlo, ante la insuficiencia de efectivos Camacho solicitó refuerzos que le fueron entregados en dos oportunidades, por lo que hicieron retroceder a las tropas de Amengual. Enardecidas las tropas aliadas descendieron de sus posiciones para perseguir al enemigo, sin percatarse que serían reforzadas por caballería e infantería.

Es en ese momento en que comienza a quebrarse el ala izquierda de los aliados y ya no se disponía de reservas, las pocas que quedaban defendían su propio sector, así es preciso mencionar que en el lado derecho se encontraban también 700 ciudadanos de Tacna, bajo las órdenes del prefecto Alejandrino Del Solar (Querejazu,1979 p. 392). Por otro lado, los chilenos no llegarían a emplear sus reservas generales (5,000 hombres).

Una victoria  titubeante se inclinó hacia los chilenos a las 2 de la tarde, a las 2.30 la batalla había terminado con el triunfo de las armas chilenas.

A las 3 de la tarde Tacna comenzó a ser invadida por los derrotados, de ahí salieron hacia Pachía, a las 4 pm Tacna parecía una ciudad fantasma (Querejazu, 1979 p. 405). En Pachía se dividieron los aliados, las tropas restantes de Bolivia se fueron hacia su país y las tropas peruanas, previo Consejo de Guerra decidieron ir a Arequipa vía Puno, bajo el mando de Montero ( Machuca, 1928 p. 255).

Los chilenos cometieron desmanes en Tacna, algunos autores no lo mencionan, otros sí.

Como Tomasso Caivano, quien señala que una división chilena [5] entró en Tacna a las 5 pm dedicándose a saquear la ciudad, asesinar indefensos y violar mujeres; todo ello cesó cuatro días después que el Cuerpo Consular de Tacna escribió una nota colectiva al general en jefe, en dicha nota señalaban : "El dia 27 ha sido muerta una mujer en la Alameda, á bayonetazos y balazos, y según las indicaciones del estado en que han encontrado el cadáver, ha sido violada por los malvados asesinos", entre otros casos (Caivano, 1882  pp. 342-343)

De manera análoga cita William Slater  en su obra Tragedia Andina indica:

Al parecer las tropas chilenas invadieron una unidad hospitalaria peruana,despojaron a un coronel Barriga de su uniforme, y luego le destrozaron su cara disparando de cerca balas hacia su cabeza. El médico boliviano, Zenón Dalence, también culpó a los chilenos de cortar con frecuencia las gargantas de los heridos (Slater, 2008 p. 269)

Así como Vargas Ugarte  quien le atribuye al historiador Mariano Paz Soldán sobre "un bárbaro chileno que masacraba a los heridos en las ambulancias". p. 122

Para terminar, diré que la derrota de los aliados en la Batalla de Tacna produjo que Chile se hiciera posesión absoluta del sur del Perú, hasta la linea del río Moquegua; quedaba una sola pequeña guarnición en Arica al mando del coronel Francisco Bolognesi, quien se inmolaría junto con sus compañeros de armas en la batalla de Arica el 7 de junio. Esa derrota también ocasionó la salida de la guerra de las tropas bolivianas hacia su país [6], previniendo que pudieran ser atacadas en su propio territorio.

No debo dejar de mencionar que los bolivianos se batieron de igual a igual que los peruanos, dejando muchos muertos en el campo de batalla, por lo que Basadre manifestaba que tenemos un pendiente de no haber efectuado un reconocimiento a los bolivianos que dejaron sus huesos en la batalla de Tacna. En cifras redondas se estima que hubo alrededor de 5000 muertos en esta cruenta batalla, 2000 chilenos y 3000 aliados.

 



[1] Según el historiador boliviano Querejazu, las cifras eran: 19,600 chilenos frente a 12,000 aliados, de los cuales 6,500 peruanos y 5,500 bolivianos (Querejazu,1979 p. 393)

[2] En el ala izquierda la lucha fue tan cruenta , que murieron los jefes de batallón y muchos oficiales peruanos. Dos caballos de Cáceres fueron abatidos y él resultó herido.

[3] Quebrada ubicada entre Sama (zona forrajera) y el Intiorco, donde estaba la línea defensiva de los aliados.

[4] Muchas de las granadas de artillería no llegaban a explotar, eran defectuosas o tenían mala puntería

[5]  Según Dellepiane, la I división chilena había desobedecido las ordenes de Baquedano de no avanzar sobre Tacna p. 243

[6] Las tropas bolivianas no regresarían a continuar la lucha en el Perú, sin embargo, Campero continuó apoyando con armas y municiones a la guarnición de Arequipa. 


 

BIBLIOGRAFÍA:

BASADRE, Jorge (2005). Historia de la República del Perú. Tomo IX. El Comercio

CAIVANO, Tomasso (1882) Historia de la guerra de América entre Bolivia, Chile y Perú. Tipografía dell'arte della stampa. Florencia

DELLEPIANI, Carlos (1965). Historia Militar del Perú. Tomo II. Ministerio de Guerra

MACHUCA, Francisco (1928). La Guerra del Pacífico. Tomo II. Imprenta Victoria. Valparaíso

QUEREJAZU, Roberto (1979). Guano, Salitre y Sangre. Librería Editorial GUM. La Paz. Google Books

SLATER, Williams (2008). Tragedia Andina. La lucha en la Guerra del Pacífico 1879-1884. Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos. Santiago de Chile.

VARGAS U, Rubén (1971). Historia General del Perú. Tomo X. Milla Bartres.

 


 



















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